Todos tenemos derechos: Las víctimas, los probables
responsables, los denunciantes y demás.
Hay tantas leyes, reglamentos, pero ¿qué derecho puedo hacer valer para que no sea víctima de la prepotencia de algunos empleados de la
procuración de justicia en el Distrito Federal?
Tuve la oportunidad de acompañar a una persona a una agencia
del Ministerio Público. Acompañó a su hijo
que había tenido un accidente automovilístico la noche anterior. Lo
habían citado en la agencia, no como
probables responsable, sino como víctima. Los patrulleros lo trasladaron
del hospital a la agencia, previa
autorización del nosocomio, y a petición del Ministerio Público. Iba
todavía muy lastimado y difícilmente
podía sentarse y caminar.
La señora a la que estaba acompañando, le preguntó a una
oficial secretaria sobre la situación,
contestándole que su hijo no tenía por qué estar ahí y que se esperara. Yo, como acompañante de la señora pregunté a la oficial, qué era lo que se tenía que hacer o porque la espera y su respuesta
fue la misma: “Esperen, tomen asiento” y punto; esta orden, por supuesto con
un tono de voz y actitud que sólo
pueden reflejar lo infeliz que se
siente esa mujer en su trabajo.
Me comenta la señora que después de varias horas y sin la menor sensibilidad hacia el muchacho
dijo la empleada que se podían ir. Yo
había tenido que irme antes de esto.
Durante el tiempo que
estuve, me daban ganas de señalarle su actitud a la pseudo servidora, pero
pensé que sería contraproducente, que
sería peor y los haría esperar más.
Este virus que “enferma”
a la sociedad, en la gran mayoría de las instituciones gubernamentales, es
insidioso y un gran obstáculo para la prosperidad en nuestras propias vidas. Qué
mayor prosperidad me puedo generar que siendo generosa en mi buen trato con otros.
NO queriendo ser injusta, también he visitado otras
instituciones de justicia en materia federal y local, en Hacienda y otras más,
en donde el trato es de primera y con
mucha eficiencia.
La ley es clara si se violan los derechos de las personas.
Pero hay violaciones más sutiles que aparentemente
no causan consecuencias.
Veamos la cadena: No
hay amor por el trabajo—hay enojo—lo saco
con otros—los otros se enojan. Todos enojados y la energía no se dirige
a resolver los problemas relacionados
con el trabajo, sino en contra de los usuarios.
Hay áreas donde se pueden denunciar estos tratos, pero me
pregunto si el área en donde se hace la
queja no será sólo un museo y las palabras letras muertas, porque el trato no
ha cambiado mucho.
Hay que cambiar
primero a la gente, que la institución
se cuidará sola. Se necesita autoconciencia y sensibilización.
Hay tantas buenas reformas legales y creación de nuevas, pero
¿ por qué algunas personas no pueden
cambiar? O mejor, ¿Por qué que algunas
personas ni siquiera se dan cuenta de
que sufren por lo que hacen y le siguen echando la culpa y frustraciones a los
demás?.
¿No es todo esto una forma de victimización?
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